Les Travaux de Mars ou l’Art de la guerre (1671) - Libro IV

Serie DE LA DÉFENSE DES PLACES À LA POUSSÉE DES TERRES (De la defensa de las plazas al empuje de tierra) - Primera parte

Por: Santiago Osorio R.


… Viene del Libro III

Contenido del Libro IV

  • Allain Manesson Mallet (1630-1706): Retrato de un ingeniero militar tras la estela de Vauban
  • El tratado Les travaux de Mars ou l’art de la guerre
  • El contexto de Les Travaux de Mars
  • Un plan innovador basado en la práctica del dibujo
  • Discursos a la vanguardia de la modernidad
  • Modelos contemporáneos
  • Publicaciones de referencia de Mallet y Manesson Mallet

Allain Manesson Mallet (1630-1706) - Retrato de un ingeniero militar tras la estela de Vauban

Alain Manesson Mallet (Figura 47) nació en París en 1630. Su formación tuvo lugar bajo la égida de Philippe Mallet, un ingeniero militar nacido en Abbeville y activo como profesor de matemáticas en París desde 1654. Este hombre, cuya obra fue rápidamente olvidada, fue autor de varias obras. En particular, escribió un tratado de matemáticas titulado La science des nombres (La ciencia de los números), un tratado sobre fortificaciones, así como un curioso folleto sobre los Extraños efectos del trueno que cayó en Melun en 1656 con los nombres y cualidades de los muertos y heridos. Tuvo una influencia importante en Manesson Mallet, quien señaló en el prefacio de La description du monde que el curso de matemáticas de su maestro se había vuelto tan raro que decidió volver a publicarlo. Esta será su tercera publicación, titulada La géométrie pratique, que aparece en 1702. Con Mallet, Alain estudió matemáticas y geometría en el Collège de Bourgogne de la antigua universidad de París.

Figura 47. Allain Manesson Mallet
Figura 47. Allain Manesson Mallet

Manesson Mallet luego ocupará el puesto de “mosquetero en el regimiento de guardias de Luis XIV” en París, lo que le permite, dice, “aprender en esta hermosa escuela, las primeras lecciones que me dieron luces para escribir Les travaux de Mars”. A raíz de esta experiencia, menciona su viaje a Portugal a donde dice que partió en 1663 para servir al rey Alfonso VI, junto al también ingeniero Pierre de Massiac; para participar en la última fase de la Guerra de Restauración portuguesa. Bajo las órdenes del mariscal Federico de Schomberg, sirvió como ingeniero militar del rey y luego como sargento mayor de artillería en la provincia del Alentejo. Allí fortificó los castillos de Arronches (1666) y Ferreira (1667) y realizó reparaciones en los sistemas defensivos de Évora y Estremoz. ​ Después de la firma del Tratado de Lisboa en 1668, Manesson Mallet regresó a Francia, donde fue nombrado maestro de matemáticas en las Pequeñas caballerizas en Versalles. Ascendió al rango de sargento mayor de artillería y al cargo de Inspector de Fortificaciones.

Al anterior episodio hace abundante referencia en Les travaux de Mars para resaltar su experiencia práctica en el campo: “La diversidad de las ciudades que había fortificado tanto en Portugal como en España, me dio una experiencia muy diferente a la que se adquiere en los libros”. Gracias a sus numerosos viajes y a su interés por la topografía y la geografía, Retoma el mismo argumento en la Description de l’univers, señalando que “los lugares fronterizos de este país (Portugal) están fortificados al estilo moderno” y que él trabajó en la construcción de algunos de ellos.

Un conjunto de planos inéditos en un atlas manuscrito titulado “Recueil de blans (sic pour plans) de villes de France, de Flandre, d’Hollande et de Portugal” confirma la actividad de Manesson Mallet en Portugal. Fechados y firmados, estos diez grandes mapas manuscritos (86 x 67 cm) de ciudades y fortalezas portuguesas describen siete ciudades de lo que hoy es la provincia de Alentejo (Évora, Estremoz, Elvas, Vila Viçosa, Campo Maior, Juromenha y Beja), tres localidades fronterizas con España (Badajoz, Alcántara y Olivenza), y se completan con un gran plano de la ciudad de Lisboa que Manesson Mallet afirma en su título haber “realizado y levantado en el lugar” (Figura 48).

Figura 48. Uno de los planos de Recueil de plans de villes de France, de Flandre, d’Hollande et de Portugal
Figura 48. Uno de los planos de Recueil de plans de villes de France, de Flandre, d’Hollande et de Portugal

Esta rica documentación inédita merece un estudio detallado sobre las ciudades fortificadas del Alentejo. Cada plano va acompañado de comentarios en los que Manesson Mallet indica el estado de las fortificaciones y todo el trabajo previsto, en curso y finalizado. Todos presentan información sobre la arquitectura de importantes monumentos antiguos y modernos, como el acueducto romano de Évora o los conventos de Lisboa. Manesson Mallet señala que el plano de Lisboa:

… tiene una ventaja sobre todos los que le precedieron en que los enriquece con las antiguas murallas de la ciudad donde he señalado con precisión todas las torres, ángulos salientes y entrantes tanto de la ciudad como del castillo con todas las puertas, lo que nunca había sido terminado por demasiado trabajo, incluso marqué todas las parroquias de la ciudad en cruz y los conventos de ordinario todo con sus nombres; incluso agregué todas las fortalezas de la nueva compañía en el lado de la tierra y del mar y podemos notar aquellos que están en estado de servicio, habiéndose adornado por dentro (Figura 49).

Figura 49. Aqueduto da Água de Prata, em Évora (Portugal) (izquierda). Plano de Lisboa de Allain Manesson Mallet (derecha)
Figura 49. Aqueduto da Água de Prata, em Évora (Portugal) (izquierda). Plano de Lisboa de Allain Manesson Mallet (derecha)

La vocación dedicatoria de los planos no deja lugar a dudas. Finamente dibujados a pluma y enmarcados con sofisticados bordes, entrelazados con trofeos militares y motivos arquitectónicos, todos estos documentos se presentan como verdaderos “retratos de ciudad”, realizados abiertamente para la atención del protector del autor, “el conde de Marey, coronel de un regimiento de infantería francés”, al que Manesson Mallet dedica toda la serie. En 1668, al final del reinado de Alfonso VI, Manesson Mallet regresa a Francia: “Los tratados de paz entre las coronas de España y Portugal, liberándome honestamente del servicio al que estaba adscrito, me dieron motivo para correr en Francia con el propósito de sacrificar mi vida por los intereses de mi Príncipe”. A su regreso, “habiendo presentado sus más profundos respetos a Su Majestad”, fue nombrado maestro de matemáticas para los pajes de la pequeña caballeriza del rey. Este cargo le da tiempo, dice, para dedicarse “a sacar a la luz, en favor de mi patria, las observaciones que he hecho sobre el arte de la guerra”.

El tratado Les travaux de Mars ou l’art de la guerre

Tres años después de su regreso a Francia en 1671, Manesson Mallet publicó la primera edición de Les Travaux de Mars, titulada Les Travaux de Mars ou la Fortification nouvelle (Figura 50), cuyo privilegio real le fue concedido por siete años. Se trata de un pequeño manual ilustrado de poliorcética y ciencia militar, in-octavo, dividido en dos grandes partes: un método de fortificación de todo tipo de lugares y maquetas de los más reputados autores del arte militar. El libro presenta, por primera vez en la historia de los tratados militares, una rigurosa alternancia entre texto y figuras. Cada capítulo está dividido en breves notas de folio que están ilustradas en forma opuesta por láminas que permiten, según Manesson Mallet, “ver claramente las figuras y los planos, lo que se explica en el discurso que los precede”. El autor también señala que las vistas de ciudades que colocó en la parte inferior de cada placa “fueron grabadas para dar a luz a la joven nobleza el deseo de aprender a dibujar, sobre todo porque en la fortificación el dibujo no es sólo un decoro caballeresco sino también una necesidad absoluta” (Figura 50). Esta combinación de texto e imagen, que aparece por primera vez, será más tarde común entre los ingenieros militares del siglo XVIII, especialmente entre los que enseñan la práctica del dibujo y la agrimensura, como Hubert Gautier de Nîmes y Louis-Charles Dupain de Montesson.

Figura 50. Portada de Les Travaux de Mars ou la Fortification nouvelle (izquierda). Localización en el terreno de la fortificación (derecha) de Allain Manesson Mallet
Figura 50. Portada de Les Travaux de Mars ou la Fortification nouvelle (izquierda). Localización en el terreno de la fortificación (derecha) de Allain Manesson Mallet

El libro de Manesson Mallet fue un éxito inmediato. Lo distribuyen las dos librerías más importantes de París. El primero, Jean Henault, un editor y librero apreciado por los jesuitas, fue también uno de los dos únicos impresores parisinos que poseía su propia imprenta. El segundo, Claude Barbin, hijo natural del intendente de finanzas vinculado a Concini, es el editor de “des gens de goût (de gente de gusto)”. Fue él quien publicó las Maximes de La Rochefoucauld, La princesse de Clèves, les lettres de la religieuse portugaise, así como las principales obras de la década de 1660: Fábulas de La Fontaine, tragedias de Racine y ciertas comedias de Molière. Les travaux de Mars se publicaron en holandés en 1672 y fue traducido ese mismo año al alemán por Philipp von Zesen; varias versiones falsificadas circularon rápidamente en Europa. Sin embargo, Manesson Mallet destaca en su tratado que esta primera edición es aún imperfecta, e incluso incompleta como revela en la siguiente edición:

Como aún no he grabado todas las planchas de mi tercera parte y todos mis amigos piden incesantemente ver las dos primeras, para satisfacerlos, me vi obligado a sacarlos a la luz, ya que su lectura sirve maravillosamente para oír el tercero, que daré dentro de unos días.

A los dos primeros capítulos de la primera edición de Les travaux de Mars, dedicados a los fundamentos de la geometría (como la construcción de polígonos) siguieron tres capítulos más sobre murallas, defensas exteriores y ciudadelas. Después de un capítulo muy revelador sobre la variedad de soluciones para representar una fortificación, en el capítulo séptimo se refirió explícitamente a “comment on peut tracer sur le terrain toutes sortes de places & dehors, avec picquets et des cordeaux, soupossant qu’on ait auparavant dessiné les planes sur le papier” (‘cómo podemos trazar en el suelo todo tipo de lugares y al aire libre, con estacas y cuerdas, suponiendo que previamente hemos dibujado los planos en el papel’). Los dibujos de Manesson-Mallet parecen, en comparación con los de Sébastien Leclerc (1637-1714) en Traité de la géométrie sur le papier et sur le terrain (1682), toscos y transmiten información utilizando convenciones “anticuadas”: colocar figuras humanas fuera de escala en una perspectiva topográfica distorsionada (Figura 51).

Figura 50. Portada de Les Travaux de Mars ou la Fortification nouvelle (izquierda). Localización en el terreno de la fortificación (derecha) de Allain Manesson Mallet
Figura 51. Portada de Les Travaux de Mars ou la Fortification nouvelle (izquierda). Localización en el terreno de la fortificación (derecha) de Allain Manesson Mallet

A esta primera edición en un solo volumen, en la que texto e imagen se combinaban de manera revolucionaria (cuando era necesario, cada página de texto enfrentaba una página de ilustraciones), fue seguida por otra extendida en tres volúmenes (1684-5). En esta nueva edición, respondiendo a la necesidad de una topografía integral de la fortaleza en la época de Vauban, destacó la importancia para un ingeniero de dominar todos los aspectos del dibujo. Por eso en el primer volumen podemos encontrar capítulos que tratan de geometría (cap. II), sistemas de dibujo y representación (cap. III y VIII) y modelado (cap. IX). Es en el capítulo décimo: “les construction des places sur le terrain” (‘la construcción de las plazas sobre el terreno’) donde trata el problema del paso del papel al suelo, separándolo del de la agrimensura que es tratado en el capítulo siguiente “lever les planes et les representer sur le papier” (‘dibujar los planos y representarlos en el papel’) (Figura 50).

Según el autor, todas las construcciones de geometría estudiadas en los capítulos anteriores no eran más que una preparación esencial para lo realmente decisivo: la disposición sobre el terreno. Hay que decir a favor de Manesson-Mallet que no idealiza en absoluto la situación, y detalla a lo largo de los diferentes casos y las dificultades reales de dibujar en un terreno irregular o en medio de un bosque.

Vauban conoció a Mallet en 1674 y poseía una copia de esta obra en su biblioteca a la que el filósofo Pierre Bayle destacó la “utilidad e importancia” de una obra “estimada por los más expertos del oficio”. ​Lo que es particularmente interesante en el caso de Les Travaux de Mars es que Manesson Mallet en realidad actualizará su proyecto al tomar la totalidad de su primera edición y agregarle una tercera parte. Publicó así quince años después, en 1684 y 1685, una segunda edición ampliada y reorganizada en tres volúmenes bajo el nuevo título de Les travaux de Mars ou l’art de la guerre; probablemente tardó más de lo esperado, porque trabajó en conjunto con la Description de l’univers contenant les différents systèmes du Monde, ambicioso álbum geográfico publicado en 1683 en cinco volúmenes (Figura 52). Esta obra, compuesta a partir de numerosas obras de geografía y cartografía anteriores (algunas ya obsoletas para su tiempo) y de relatos de viajes, fue muy valorada y apreciada por la presencia de numerosos mapas y grabados que ilustran el texto, quizás más vistosos y pintorescos que exactos, pero de gran belleza y que son obra de Manesson Mallet, quien dibujó él mismo la mayor parte de las figuras que se grabaron para la obra.

Figura 52. Frontispicio de Description de l’univers de Manesson Mallet (1683) (izquierda). Ilustraciones en la obra (centro y derecha)

Esta segunda edición ofrece una oportunidad única para captar la evolución de su pensamiento y los temas relacionados con la fortificación ya que Manesson Mallet agrega temas de actualidad. Fue publicada por uno de los mayores impresores-libreros parisinos: Denys Thierry. La obra es publicada simultáneamente en Holanda por Jan y Gillis Janson, en una edición menos cuidada. Al igual que la primera edición, fue un gran éxito y se distribuyó rápidamente en Europa.

El contexto de Les Travaux de Mars

Estas dos fechas de publicación, 1671 y 1684, son esenciales en la historia de la ingeniería militar francesa. En el espacio de dos décadas, Vauban logró reorganizar el acceso al cargo, la formación y el control de los que él llamaba “su pequeño rebaño”. El número de ingenieros aumentó considerablemente, pasando de una veintena durante el reinado de Luis XIII a una media de trescientos cincuenta a finales de siglo. Manesson Mallet, por lo tanto, regresó de Portugal en un período clave, bastante “sin aliento” en términos de publicaciones militares. La primera mitad del siglo estuvo marcada por tres importantes publicaciones francesas, las de Jean Errard de Bar-le-Duc (1594), Blaise de Pagan (1645) y Antoine De Ville (1628) (Figura 53). Los tres introdujeron novedades técnicas y constructivas, que llevaron al reconocimiento de una verdadera “escuela” francesa de fortificación, tan importante como las escuelas italiana y holandesa. Al mismo tiempo, el estudio de la fortificación se convirtió en una “cuestión de gusto” entre la nobleza. Como lo señaló Nicolás Faret en un libro titulado L’honnête homme ou l’art de plaire à la cour (El hombre honesto o el arte de complacer a la corte), publicado por primera vez en 1633: “Fortificar regularmente y saber trazar planos de fortificación” es ahora parte del equipaje esencial para cualquier hombre honesto.

Figura 53. Portadas de los libros de Jean Errard de Bar-le-Duc (1594), Blaise de Pagan (1645) y Antoine De Ville (1628)
Figura 53. Portadas de los libros de Jean Errard de Bar-le-Duc (1594), Blaise de Pagan (1645) y Antoine De Ville (1628)

Para satisfacer la demanda de la nobleza, se crearon colegios jesuitas en las ciudades más grandes de Francia. Sus cursos, incluidos los del arte de la fortificación, se publicaron rápidamente. Así se publicaron entre 1640 y 1680 muchos manuales de fortificación y tratados de arquitectura militar, como los de Pierre Bourdin, Pierre Ango, Georges Fournier, Charles Milliet de Châles. Todas estas compilaciones fueron escritas por miembros de la Compañía de Jesús que no tenían experiencia de campo (Orgeix 2005).

Las dos ediciones de Les Travaux de Mars de Manesson Mallet aparecen, por tanto, en un contexto muy particular. En su primera edición, el autor que acababa de regresar de Portugal no parecía estar muy pendiente de la situación. No menciona a Vauban y se refiere continuamente a su propia experiencia en el extranjero. El tono es diferente en la segunda edición. De la advertencia, Manesson Mallet expresa claramente su ambición: “He enriquecido esta segunda impresión con cantidades de nuevos tratados y varias [...] observaciones que he tratado de ajustar a las excelentes máximas de Monsieur de Vauban [...] cuyos servicios y obras prueban suficientemente que es incomparable en el arte de fortificar y atacar lugares”.

Un plan innovador basado en la práctica del dibujo

El deseo de Manesson Mallet es pues claro, se trata de escribir una obra “moderna” que dé cuenta de las transformaciones llevadas a cabo por Vauban y refleje la actualidad de su tiempo. Esta ambición es bastante legible en los planos, los discursos y las maquetas. El plan elegido por Manesson Mallet es realmente muy innovador. Mientras que los tratados de arquitectura militar de la primera mitad del siglo se basaban generalmente en una división rigurosa entre la práctica de la geometría, la fortificación regular y la fortificación irregular, Manesson Mallet decidió romper abiertamente con este principio:

Es una costumbre bastante entre aquellos que ocuparse de la fortificación para dividirla en ofensiva, defensiva, natural, artificial, antigua, moderna, regular e irregular […]. Para seguir un método más corto y mucho más fácil […], divido la fortificación en tres partes, icnografía o construcción, ortografía o altura y finalmente escenografía o cuerpos perfectos (Figura 54).

Bajo el nombre de icnografía o construcción [...] trato todo lo que pertenece a la representación de los planos, tanto los que se trazan a lápiz [...] como los que se trazan en el campo con estacas y cuerdas [...]. Bajo el término ortografía o altura, debemos concebir la representación que da a conocer todas las profundidades, alturas, anchuras y espesores de las terrazas, muros, murallas y parapetos, que sirven para formar el recinto de una ciudad. Finalmente, bajo el de la escenografía, o cuerpos perfectos, sabemos todo lo necesario para la construcción, ataque y defensa de las plazas.

Figura 54. División de la fortificación en Les Travaux de Mars
Figura 54. División de la fortificación en Les Travaux de Mars

Aunque la justificación de su plan no es ni muy hábil ni muy clara, Manesson Mallet en realidad se ocupa de la construcción teórica y práctica en la primera parte, los modelos conocidos en la segunda y varios temas, incluidos los materiales, el ataque, la defensa y del ejército en la tercera; su sesgo es, sin embargo, innovador. Al situar el trabajo del ingeniero, ya sea el diseño sobre el papel o la construcción sobre el terreno, en el centro de su tratado y en la primera parte de su obra, parece estar totalmente de acuerdo con los principios de Vauban. Más que formar matemáticos, este último quiere, sobre todo, tener ingenieros capaces de mapear, medir y construir en el campo.

La segunda parte de Manesson Mallet es más clásica; ofrece una visión general amplia de los métodos existentes de fortificación. En la introducción, el ingeniero lamenta tener que entregar un texto tan convencional cuando ya existen tantas obras recopilatorias, escritas en particular por los jesuitas:

Durante mucho tiempo he dudado sobre el orden que debo mantener en esta segunda parte, pero después de consultar muchas veces a mis amigos sobre mis escrúpulos, finalmente me decidí por esta carta que me envió uno de los más celosos (Guillet de Saint-Georges).

En cuanto a la tercera parte, debe haber planteado algunos problemas. Su título, Scénographie ou corps parfaits (Escenografía o cuerpos perfectos), no se corresponde en absoluto con el contenido. Eventualmente, se convirtió en una especie de vista “desde arriba” de todos los temas de la fortificación, un cajón de sastre muy práctico para agregar las máximas de Vauban sobre el ataque y la defensa de los lugares.

Discursos a la vanguardia de la modernidad

Si el plan de Manesson es innovador, también lo son sus discursos y modelos. Se destaca en su tratado: el lugar del dibujo y la copia en el arte del ingeniero, los modelos de fortificación y la elección de los autores citados. En la primera parte de su tratado, Manesson es un precursor al abordar, en detalle en un manual de fortificación, los diferentes modos de representación gráfica, modelado y copia entre los ingenieros.

La creciente importancia que les concede se desprende de la comparación de las dos ediciones. En 1671, se limita a detallar los diferentes modos de representación y apunta la diferencia de apuestas que existe entre el dibujo militar y el civil:

… los diseños de los edificios que quieren levantar, también los ingenieros, en la arquitectura militar, están obligados a hacer varios planos de los lugares que quieren fortificar, para actuar con más precisión en sus construcciones, siendo sus fallas mucho más considerables que las de una casa.

En la segunda edición de Les Travaux de Mars de 1684-1685, Manesson dedica tres capítulos enteros a los problemas del dibujo, el plano-relieve y las copias de planos. Su punto de vista sobre la perspectiva en particular es singular. Es el único autor de su generación que no destierra la perspectiva central, a la que llama “el arte de los verdaderos pintores”. Se posiciona en este tema a contracorriente de todos los autores jesuitas de su generación, que abogan por el uso de la proyección paralela o perspectiva “soldadesca” para los ingenieros. Manesson Mallet adopta una posición mucho más sutil al proponer el uso de varios tipos de perspectiva. No adopta, por tanto, el discurso condescendiente de un Jean Du Breuil o un Charles Milliet de Châles, que consideran que los ingenieros militares sólo son capaces de montar líneas perpendiculares sobre sus planos de superficie para dar la ilusión de relieve.

El capítulo de copia de planos es especialmente completo ya que Manesson explica detalladamente cómo copiar planos utilizando una red, utilizando papel de aceite, vidrio o agujas para pincharlos.

El capítulo de mapas en relieve, añadido en su totalidad en la segunda edición, también es nuevo. Manesson Mallet es el primer autor francés del siglo XVII en ofrecer un capítulo completo en un tratado militar sobre los medios para producir mapas de relieve. Este es un tema de actualidad desde que el primer mapa de relieve fue encargado por el rey a Vauban en 1668, el mismo año del regreso de Manesson Mallet de Portugal. Éste, que omitió mencionarlo en la primera edición, corrige su error en la edición de 1684, asegurando incluso que es el autor del primer mapa de relieve francés:

No hace mucho que se recibió en Francia el invento de modelar los planos y creo que el de Pignerol, que hice para el Rey antes de mi paso por Portugal, fue el primero que se presentó a su majestad […]. Admito que tomé la idea del trabajo de un ingeniero italiano, pero puedo decir que a través de este di un modelo en Francia (Figura 55).

Figura 55. Plano de relieve según Allain Manesson Mallet

Figura 55. Plano de relieve según Allain Manesson Mallet


Con este modelo, que no se conserva, comenzaba la magnífica colección de plans en reliefs de Luis XIV. Manesson Mallet no deja de reconocer, honradamente, que la idea y alcance de los modelos la había tomado de un ingeniero italiano, pero que él había sido quien la introdujo en Francia.

Esta necesidad de representación de las fortificaciones corresponde a los nuevos requerimientos de Vauban, a su necesidad de ingenieros que sean excelentes cartógrafos ya que no puede ir a todas las plazas del reino. Insistió en que cada ingeniero hiciera tres copias de todos los planos: una para campo, otra para la jefatura en la plaza fuerte y otra para enviar a París. En cuanto a los mapas relieve, también son de total actualidad, ya que Vauban dispuso elaborar ciento cuarenta y cuatro mapas relieve por orden del rey entre 1668 y 1691.

Para Manesson Mallet el método de representar una plaza fuerte en un “plan en relief”, comienza por dibujar la planta sobre algunas tablas de pino con el tamaño deseado, o de otra madera fácil de cortar, utilizando la de tilo para hacer los baluartes y el exterior, “pues esta madera, teniendo muy pocos nudos, se trabaja limpiamente”. Otros autores recomendarían más tarde la madera de nogal, arce, ciprés, álamo y sauce. Los trabajos más delicados que llevan molduras se dejarán para el carpintero y ebanista, sobre todo para este último que tiene herramientas más finas. Manesson Mallet insiste en un acabado fino y realista: 

Cuando el revestimiento de la muralla sea de piedra, se pinta en blanco el talud exterior, y se traza con pluma las uniones en negro; y cuando es de ladrillo, se pinta de rojo y se marcan sus uniones con blanco ...”. Si se quisiese representar algunas alturas en los alrededores de la plaza se utilizará cartón, pegado con cola fuerte, “O mejor con una plancha de plomo muy fina, que se formateará con un martillo de madera, hasta que imite las alturas de las montañas propuestas; y para ocultar el color de plomo se pintará según el color de la montaña, o bien se pegará con la lana “que les Tondeurs tirent de dessus les serges et les draps” con los que trabajan. Esto también serviría para representar los campos y darle los diferentes colores que el terreno exige. Para ver el realismo de los modelos, los troncos de los árboles y su ramaje se harían con “fil de Richard”, y las hojas con lana, dándole la forma que tienen los árboles que se quieren imitar (Figura 56).

Figura 56. Méthode de représenter avec du bois un Plan en relief de Allain Manesson Mallet. Les Travaux de Mars, ou l’art de la guerre. PI. LXXV. Paris. 1684. Biblioteca Nacional de España
Figura 56. Méthode de représenter avec du bois un Plan en relief de Allain Manesson Mallet. Les Travaux de Mars, ou l’art de la guerre. PI. LXXV. Paris. 1684. Biblioteca Nacional de España

A partir de 1663 la historia de los grandes planos en relieve de ciudades y fortificaciones toma una deriva fundamentalmente francesa. A Mallet se le atribuye haber introducido la construcción de modelos en Francia en 1663, cuando le presentó al monarca francés un modelo en relieve a escala de Pignerol, una importante ciudad fortificada en la región de Piamonte, en el norte de Italia, entonces parte de Francia.

Las cualidades realistas del modelo causaron una impresión inmediata en la corte real. El efecto tridimensional ofrecía un realismo algo similar a una fotografía aérea de bajo nivel. “Por la magia del arte”, escribe el geógrafo David Buisseret, “los ingenieros de Luis XIV en efecto proporcionaron a su maestro una vista aérea (de su reino mucho) antes de que fuera técnicamente posible”. Esta ventaja compensó con creces los costos adicionales de hacer modelos en relieve sobre mapas en papel, y compensó con creces los desafíos que ofrecían para el transporte y el almacenamiento.

El ministro de defensa del rey Luis XIV, François-Michel Le Tellier, marqués de Louvois, se dio cuenta de que los plans en relief (planos en relieve como los llamaban los franceses) eran indispensables no solo para administrar los proyectos de fortificación, sino también para que el rey y sus consejeros entendieran bien el trabajo que los ingenieros franceses imaginaban para un sitio. A veces incluso permitieron que el rey dirigiera sitios de ciudades enemigas. Durante los siguientes 150 años, la construcción de modelos se llevaría a cabo de forma rutinaria en Francia cada vez que se contemplaran nuevos esquemas de defensa. Solo en un período de 30 años, Sébastien Le Prestre de Vauban, el ingeniero responsable de las fortificaciones, reunió más de 140 de ellas para el Rey Sol, se deshizo de otras 60 (porque sus obras de defensa habían cambiado drásticamente desde que se preparó el modelo), y reparó otros diecisiete. El resultado final fue una colección como ninguna otra en Europa. Con el monarca mostrando un interés tan personal en la construcción de modelos, no sorprende que los ingenieros y los artesanos que los ayudaron trabajaron duro para perfeccionar sus técnicas de miniaturización con el fin de reproducir fielmente todos los aspectos del paisaje (tanto hechos por el hombre y naturales) (Figura 57).

Figura 57. Modelos de planos de relieve

Construido en algún momento antes de 1691, el modelo de Mont-Saint-Michel, por ejemplo, fue diseñado para que la abadía gótica del monasterio pudiera abrirse para revelar el altar. Y el modelo de Château Trompette de Bordeaux, construido en 1715, se hizo con cientos de piezas recuperadas de techos, marcos, pisos y paredes de la ciudad misma. Estas piezas sirvieron para mostrar no solo las casamatas, sino también las salas de recepción del gobernador. Los detalles del modelo iban mucho más allá de las necesidades inmediatas de los militares y obviamente tenían la intención de impresionar y asombrar, mostrar a Louis las maravillas de su reino y las cosas hermosas que se estaban construyendo en su nombre. Estos “juguetes principescos”, como los ha apodado un curador moderno de la colección, eran tan representativos de la grandeza de Francia y la riqueza de sus ciudades como herramientas para estrategas militares, ingenieros y oficiales de artillería. La colección ciertamente tuvo un efecto en Pedro el Grande. El zar ruso pasó seis horas en las galerías modelo del Louvre en marzo de 1717 y se dice que las admiró “con asombro”.

Modelos contemporáneos

Si el discurso de Manesson Mallet sobre la representación sigue las evoluciones manifiestas de su tiempo, sus referencias también lo hacen. En la segunda parte de Les Travaux de Mars, Manesson presenta los modelos de fortificación de los “autores más conocidos que han escrito desde el uso de los baluartes hasta ahora”. Es una mirada interesante a la época, si tenemos en cuenta que el modelo italiano, que imperaba entre sus antecesores, se ha vuelto totalmente minoritario. De diez autores, Manesson propone cuatro holandeses (Marolois, Stevin, Fritag, Dögen), cuatro franceses (Errard de Bar-le-Duc, Pagan, De Ville, Fournier) y sólo dos italianos (Sardi y De Marchi). Además de este sesgo, es interesante notar que todos los autores estudiados, excepto Francesco De Marchi, fueron publicados durante la primera mitad del siglo XVII.

Sin embargo, es el aspecto más actualizado posible que Manesson Mallet intenta ofrecer. Es muy crítico con el estilo, que considera “anticuado”, de algunos, especialmente de los que hacen referencia a autores antiguos. Por lo tanto, señala que Matthias Dogën (Figura 58) escribió “un volumen tan grande sobre fortificación, que mucha gente lo encontró muy aburrido, especialmente las citas continuas sobre la historia antigua que agotaron la paciencia de aquellos que querían leerlo” (Manesson Mallet 1684-1685, vol. 2, pág. 161).

Figura 58. Frontispicio de la obra de Matthias Dogën (1647) (izquierda). Ilustración en la obra (derecha)
Figura 58. Frontispicio de la obra de Matthias Dogën (1647) (izquierda). Ilustración en la obra (derecha)

Retoma también a Francesco De Marchi, cuya única cualidad, piensa, fue la de publicar un verdadero catálogo de mapas y planos: un centenar de modelos de fortificación, en una época en que la posesión de maquetas visuales era imprescindible. Considera, sin embargo, que la fiabilidad de los modelos propuestos por De Marchi es bastante cuestionable:

Para mí, me extrañaría que un hombre tan habilidoso como el capitán De Marchi hubiera hecho esta propuesta, si le perdono, no lo creo. Pensé que han pasado casi cien años desde que escribió y que infinidad de lugares y experiencias nos han dado luces que él no pudo tener (Figura 59).

Esta parte del tratado es en definitiva bastante incidental ya que Manesson Mallet propone en el apartado anterior las principales reglas para la construcción de fortificaciones. Sin embargo, es interesante como relectura histórica que conduce a la legitimación de la escuela francesa de fortificación.

Figura 59. Mapa de la ciudad fortificada italiana de Palmanova, en Les Travaux de Mars
Figura 59. Mapa de la ciudad fortificada italiana de Palmanova, en Les Travaux de Mars

También fue importante su publicación Description de L’Univers (1683) (Figura 52) en cinco volúmenes. Esta obra contiene información muy variada como mapas de estrellas, mapas del mundo antiguo y moderno y un compendio de vestidos, religiones y gobiernos de las muchas naciones incluidas en su texto. Se ha sugerido que su trabajo como docente puede explicar su empeño en entretener a sus lectores, manifestado en las encantadoras escenas portuarias y paisajes rurales que incluye entre descripciones de conceptos y diagramas astronómicos. El propio Mallet es el autor de la mayor parte de los dibujos grabados en su libro. ​ Bayle lo consideró “una curiosidad con mil cosas relacionadas con la Geografía y la Historia”.

En 1702 apareció su tercera y última publicación, La Géométrie pratique (Figura 60), basada en los cursos de Philippe Mallet, una obra adornada con varios cientos de grabados con vistas de monumentos realizados por Manesson Mallet a partir de obras de Israël Silvestre y de Gabriel Pérelle. Aunque en la introducción de La Géométrie pratique anuncia que continuaría escribiendo sobre geometría y marina, Manesson Mallet no tuvo ocasión de publicar una cuarta obra porque falleció cuatro años después, en 1706.

El personaje mosquetero D’Artagnan de Alejandro Dumas le rindió homenaje a Manesson Mallet al mencionarlo “como el ingeniero más hábil de su tiempo” en la trilogía de los mosqueteros (Dumas A., Le vicomte de Bragelonne, Paris, Calmann Lévy, 1883, cap. LXIX).

Figura 60. Portada de La géométrie pratique 3a parte (1702) de Allain Manesson Mallet (izquierda). Ilustraciones en la obra (centro y derecha)
Figura 60. Portada de La géométrie pratique 3a parte (1702) de Allain Manesson Mallet (izquierda). Ilustraciones en la obra (centro y derecha)

La comparación entre la primera y la segunda edición de Les Travaux de Mars revela perfectamente los cambios y la profesionalización de la profesión de ingeniero durante el mandato de Vauban. Dentro de los diferentes temas tratados, es evidente la importancia de dominar el dibujo cartográfico y el levantamiento de terreno. Todos sus discursos se inscriben en ese anhelo dominante de Manesson Mallet, que es promover una profesión decididamente moderna, la de ingeniero. Mediante un hábil equilibrio entre la teoría y la práctica contemporáneas, el autor logra entregar, en un momento en que aún no se habían fundado las escuelas militares, un manual de campo confiable y concreto para todos los ingenieros.

Publicaciones de referencia de Mallet y Manesson Mallet

  • Mallet P., L’architecture militaire, ou les fortifications particulières, générales et universelles, Paris, [chez l’auteur], 1666.
  • Mallet P., Les étranges effets du tonnerre arrivez en la ville de Melun, la veille de Pentecoste, en la présente année 1656, Melun, A. Hérissé, 1656 ;
  • Mallet P., La science des nombres, première partie du cours mathématique abrégé, Paris, chez l’auteur, 1651.
  • Manesson Mallet, A., Description de l’univers contenant les différents systèmes du monde, Paris, Denys Thierry, 1683. 5 vol.
  • Manesson Mallet A., La géométrie pratique, Paris, Anisson, 1702, 4 vol.
  • Manesson Mallet A., Les travaux de Mars ou l’art de la guerre, Paris, Jean Henault et Claude Barbin, 1671.
  • Manesson Mallet A., Les travaux de Mars ou l’art de la guerre, Paris, Denys Thierry, 1684-1685, 3 vol.

Continúa en el Libro V

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